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Los perros:1956




Los perros: 1956 es una novela rara. No cualquiera se anima a abrir el capítulo primero con música de Miles Davis en lo más oscuro de Avellaneda, un ex paracaidista francés que anduvo por Indochina y ahora trabaja junto a la policía pesada vernácula, una mujer muerta, tirada en el piso frente a una iglesia mientras su bebé le sigue chupando la teta…, sobre todo porque resulta bastante difícil pensar cómo se sostiene un relato que así arrancó. Sin embargo Faust se anima y lo hace de la mejor manera. Precisamente porque su novela juega a eso, al exceso, con toda la virtud y el pecado que la apuesta estética encierra en estos casos.