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La Montaña Mágica


La Montaña Mágica es una novela escrita por Thomas Mann, en 1924, considerada como la más importante de su obra. La escribió a raíz de una visita de su esposa al sanatorio Wald de Davos. Los nazis pensaban de esta novela que era un elogio a la decadencia y que difamaba el heroísmo militar. Con ella el autor intentaba hacer una parodia de otra conocida novela suya: La muerte en Venecia.

La Montaña Mágica trata de un ingeniero joven, rico y huérfano, Hans Castorp, que llega a un sanatorio de los Alpes para visitar a su primo enfermo, en principio su visita es de tres semanas de duración y termina en siete años. Hans llega al sanatorio siendo muy racional, junto con sus costumbres burguesas, con la idea de pasar unas semanas alli acompañando a su primo militar en sus paseos y curas y que volverá a su ciudad para ejercer su recien terminada carrera de ingieneria naval, pero poco a poco se va integrando cada vez más en ese mundo apartado de todo. Un lugar donde no existe el tiempo, ni siquiera la muerte, ya que cada vez que muere alguien se limpia la habitación y vuelve a entrar otro paciente como si nada hubiera pasado. Su visión racional sobre la vida va cambiando cuando un joven humanista italiano, Settembrini, hace de nuestro personaje su discípulo, cuyas palabras influyen en Hans pero no se deja convencer del todo por ellas.

El título no se refiere únicamente al lugar en el que se desarrolla la acción, un sanatorio suizo para tuberculosos, sino también al Fausto de Goethe*1 y al tema del Venusberg*2, muy importante en la edad media, en el romanticismo alemán y en el Tannhäuser de Wagner*3.

Es un libro bastante difícil, para que negarlo, en algunas ocasiones tienes que releer algunas de sus frases ya que en ellas abundan los adjetivos y las frases subordinadas. Toca temas como la política, la teología, la filosofía, la enfermedad, la muerte y especialmente el tiempo. Y eh aquí uno de los motivos de la dificultad de este libro: el tiempo. El autor consigue, en algunos momentos, desesperarnos con detalladas descripciones, para que podamos captar la lentitud del tiempo, la monotonía de los huéspedes en el sanatorio. Pero el ritmo de la narración no es uniforme, sino que va acelerándose progresivamente. En sus páginas nos encontramos toda clase de personajes, todos ellos burgueses, enmarcados en un sanatorio de los Alpes. Hay desde un joven ingeniero rico y huérfano, un fiel seguidor del progresismo, una mujer rusa cuyos modelos literarios pueden encontrarse tanto en la maga Circe de La Odisea como en las ninfas del Venusberg, hasta un judio converso al catolicismo cuyo pensamiento mezcla ideologías como el anarquismo, comunismo y fascismo.

¿Por que leerla? Porque es una novela de aprendizaje pudiéndose calificar, incluso, de filosófica al introducir reflexiones sobre muchos temas variados. El exterior no influye para nada, muchas veces nos preguntamos si aún existe. Es un sensacional estudio del comportamiento humano y la forma de pensar de hombres y mujeres. Nos describe la forma de vida de un pequeño grupo de la sociedad burguesa de la época, aislados de la realidad social sin importarles nada de lo que ocurriera en el exterior, cuya máxima preocupación es comer 5 o 6 veces al día y descansar tumbados entre comida y comida, aparte de algún que otro cotilleo, claro.

También en este libro podemos encontrar erotismo descrito muchas veces con ironía e incluso cómicamente y hay un pequeño atisbo de bisexualidad cuando Hans Castorp, enamorado de una bella rusa casada, encuentra en ese amor el recuerdo de un compañero de clase. Reflejándose un poco la bisexualidad del autor, conocida por el libro: Thomas Mann: Eros and Literature, de Anthony Heilbut.