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Nadie vio Matrix




El economista y periodista argentino WALTER GRAZIANO, en su muy interesante libro “Nadie vio Matrix” (2007), realiza el siguiente análisis:
“Cuando se habla de los “tres poderes” se suele pensar generalmente en el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Craso error. Ésos no son los tres poderes reales que ejercen un dominio cada vez más efectivo y abrumador sobre nosotros.
Vale la pena aclarar que la definición de esos tres poderes corresponde a Montesquieu, quien postuló un poder político para cada país dividido en ejecutivo, legislativo y judicial.
La doctrina de Montesquieu se hizo mundialmente conocida gracias a un factor preponderante: Montesquieu, nacido en Francia, vivió varios años en Inglaterra, donde fuera un “niño mimado” de la Royal Society _ donde se proyectaban y planeaban acontecimientos que iban a tener repercusiones en todo el mundo, pero siempre cuidando los intereses de la aristocracia y la burguesía británica _.
¿Por qué el interés de Inglaterra y de las sociedades secretas en las teorías de Montesquieu? Muy sencillo: la división del poder político en ejecutivo, legislativo y judicial era funcional a Inglaterra, dado que ese país deseaba extender su imperio y para ello necesitaba debilitar las monarquías absolutistas existentes en Europa, sobre todo la francesa, que podían obstaculizar el dominio mundial comercial y financiero de los ingleses.
Hoy, en la actualidad, la teoría de la división del poder político de Montesquieu también es funcional a los intereses del gran imperio anglo-norteamericano, dado que la fragmentación del poder político sirve para que el mismo sea débil frente a los intereses de las grandes corporaciones que con sus cuantiosos fondos pueden financiar candidatos, convertir abogados en jueces, presionar a los legisladores para que aprueben determinadas leyes, etc., etc. Quizás es por eso que aún hoy en día en una gran cantidad de escuelas, colegios y universidades se lo señala como uno de los “próceres” de la “democracia repúblicana” olvidando que siendo francés defendía los intereses ingleses, que era miembro conspicuo de una sociedad secreta, que sus teorías causaron innumerables y sangrientas guerras y revoluciones en todo el mundo, y que tras las mismas se esconden los intereses de las corporaciones.
El triángulo del poder real no ajusta sus tres vértices precisamente en los tres poderes de Montesquieu, sino por otro lado. Los tres vértices del triángulo del poder del imperio anglo-norteamericano son: el poder económico, el poder político y los medios de comunicación de los Estados Unidos y el Reino Unido… El poder económico –claramente predominante- surte de fondos tanto al poder político (financia el costo de las campañas electorales, el modo de vida de los políticos, y muchas veces también sus negocios, legales o no) y también financia a los medios de comunicación (avisos, propaganda, solicitadas, premios, dinero “arriba” y “abajo” de la mesa, y hasta coloca a alguno de los periodistas).
El poder político brinda cobertura a los designios del económico mediante decretos, leyes, sentencias judiciales y todo tipo de decisiones visibles (como guerras) e invisibles (como la generación del “terrorismo” y también la propia “lucha” contra él). A su vez da a los medios de comunicación información, desinformación, cargos y puestos dentro de la estructura del gobierno, y hasta sostiene agentes de inteligencia travestidos muchas veces de periodistas.
Finalmente, los medios de comunicación brindan cobertura al poder económico, haciendo conocer la información que las megacorporaciones desean que se conozca, y escondiendo en lo posible la que éstas consideran inconveniente y digna de ser ocultada, y le dan cobertura y legitimidad al sistema político apoyando al gobierno de turno, o la oposición según sus intereses…”